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En el mundo de las inversiones y la gestión de empresas, las acciones no cotizadas ocupan un lugar importante aunque menos visible que las acciones que se negocian en mercados públicos. Este tipo de acciones representa la propiedad en empresas que no están listadas en las bolsas de valores. A pesar de su falta de visibilidad pública, las acciones no cotizadas son cruciales para el financiamiento y la estructura de muchas empresas privadas y emergentes. Este artículo explora en profundidad qué son las acciones no cotizadas, sus características, ventajas y desventajas, cómo se negocian, y ejemplos de su uso en el ámbito corporativo.
Las acciones no cotizadas son participaciones de propiedad en empresas que no están listadas en ninguna bolsa de valores pública. Estas acciones no se negocian en mercados abiertos y, por lo tanto, no tienen un precio de mercado fácilmente observable.
Las acciones cotizadas se negocian en bolsas de valores como la Bolsa de Nueva York (NYSE) o el NASDAQ, y sus precios son determinados por la oferta y demanda en el mercado. En contraste, las acciones no cotizadas no tienen un mercado secundario público y su precio se negocia de manera privada entre compradores y vendedores.
Las acciones no cotizadas suelen estar en manos de un número limitado de inversores, lo que puede incluir fundadores, empleados clave, familiares y amigos, o inversores privados. Esto permite un mayor control y poder de decisión sobre la empresa, a diferencia de las acciones cotizadas que pueden estar distribuidas entre miles de accionistas.
Una de las características más destacadas de las acciones no cotizadas es su falta de liquidez. Dado que no hay un mercado público en el que se negocien, vender estas acciones puede ser un proceso largo y complicado, dependiendo de la disposición de los compradores.
La valoración de las acciones no cotizadas puede ser compleja debido a la falta de un precio de mercado observable. Las valoraciones se basan en métodos internos, comparables de la industria, y otros análisis financieros detallados.
Las empresas con acciones no cotizadas no están sujetas a las mismas regulaciones estrictas que las empresas públicas, lo que permite una mayor flexibilidad en la toma de decisiones y la gestión estratégica.
Al estar en manos de un grupo limitado de inversores, el control sobre la empresa es más concentrado, lo que facilita la implementación de decisiones estratégicas sin la necesidad de obtener la aprobación de una amplia base de accionistas.
Las empresas con acciones no cotizadas no tienen la obligación de divulgar tanta información financiera y operativa como las empresas públicas, lo que puede ser beneficioso en términos de mantener la privacidad competitiva y estratégica.
La principal desventaja de las acciones no cotizadas es la falta de liquidez. Encontrar compradores para estas acciones puede ser un desafío, y las transacciones suelen ser más complicadas y lentas que en el mercado de valores público.
Valorar una empresa no cotizada puede ser complicado y subjetivo. Las valoraciones dependen de múltiples factores y no tienen la misma transparencia que las acciones cotizadas, lo que puede llevar a discrepancias entre compradores y vendedores.
Las empresas con acciones no cotizadas pueden encontrar más difícil recaudar capital, ya que no pueden vender acciones fácilmente en el mercado público. Deben recurrir a inversores privados, lo que puede limitar la cantidad de fondos disponibles.
Las acciones no cotizadas se negocian principalmente a través de transacciones privadas. Esto puede implicar acuerdos directos entre compradores y vendedores, y a menudo requiere la asistencia de intermediarios como banqueros de inversión o brokers especializados en mercados privados.
En los últimos años, han surgido plataformas de trading privado que facilitan la compra y venta de acciones no cotizadas. Estas plataformas proporcionan un mercado más organizado y accesible para los inversores privados.
Dado que las acciones no cotizadas no tienen el mismo nivel de transparencia que las acciones cotizadas, la due diligence es crucial. Los compradores potenciales deben llevar a cabo una evaluación exhaustiva de la empresa, lo que incluye revisar sus estados financieros, estructura de gestión, y perspectivas de crecimiento.
Las startups y empresas en crecimiento a menudo utilizan acciones no cotizadas como una forma de financiar sus operaciones iniciales y expansiones sin la presión de cotizar en una bolsa de valores. Por ejemplo, empresas tecnológicas como Uber y Airbnb, antes de su salida a bolsa, operaban con acciones no cotizadas.
Muchas empresas familiares optan por mantener sus acciones no cotizadas para retener el control dentro de la familia y evitar la presión de los accionistas públicos. Esto les permite tomar decisiones estratégicas a largo plazo sin la interferencia de inversores externos.
Las firmas de private equity suelen invertir en empresas con acciones no cotizadas, aportando capital y experiencia de gestión a cambio de una participación en la empresa. Estas inversiones están diseñadas para aumentar el valor de la empresa antes de una eventual venta o salida a bolsa.
Las acciones no cotizadas pueden tener diferentes implicaciones fiscales dependiendo del país y la jurisdicción. En algunos casos, las ganancias de capital obtenidas de la venta de estas acciones pueden estar sujetas a impuestos favorables si se mantienen durante un periodo específico.
Las empresas que emiten acciones no cotizadas deben considerar las implicaciones fiscales relacionadas con la emisión de acciones, la revalorización de acciones, y la compensación basada en acciones para empleados.
SpaceX, la empresa aeroespacial fundada por Elon Musk, es un ejemplo notable de una empresa con acciones no cotizadas. SpaceX ha recaudado miles de millones de dólares en financiación privada sin cotizar en una bolsa pública, lo que le ha permitido mantener un control estrecho sobre su dirección y operaciones.
Antes de su salida a bolsa en 2020, Palantir Technologies operaba con acciones no cotizadas. La empresa utilizó múltiples rondas de financiación privada para financiar su crecimiento y desarrollo de productos, manteniendo una estructura de control cerrada hasta su debut en el mercado público.
Las acciones no cotizadas representan una forma vital de financiamiento y estructura de propiedad para muchas empresas, especialmente aquellas en etapas tempranas de crecimiento o que prefieren mantener el control privado. Aunque presentan desafíos como la falta de liquidez y complejidades en la valoración, también ofrecen ventajas significativas en términos de flexibilidad, control y privacidad. Comprender las características, ventajas, desventajas y mecanismos de negociación de las acciones no cotizadas es esencial para cualquier inversor o empresa que considere esta forma de capitalización. Con una estrategia bien planificada, las acciones no cotizadas pueden ser una herramienta poderosa para el crecimiento y la sostenibilidad empresarial.
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