En la historia criminal, algunos robos destacan no por la violencia o el caos, sino por la audacia, la planificación y la logística que implicaron. Uno de los casos más impresionantes tuvo lugar en 2005 en Fortaleza, una ciudad del noreste de Brasil. Allí, un grupo de delincuentes excavó un túnel de 78 metros para acceder a las bóvedas del Banco Central y sustraer una cantidad de dinero que, incluso ajustada por inflación, sigue siendo uno de los mayores robos de la historia.
Este caso se ha convertido en un referente de ingeniería criminal, por el nivel de organización, el uso de técnicas de construcción propias de profesionales y la capacidad del grupo para operar durante meses sin levantar sospechas. No se trató de un asalto armado ni de una irrupción violenta: fue un trabajo de paciencia, precisión y logística que dejó a la policía y al público perplejos.
En esta guía vamos a desglosar el caso del famoso túnel de 78 metros: cómo surgió la idea, quiénes participaron, cuáles fueron los pasos de ejecución, qué medidas de seguridad burlaron, cómo fue descubierto y qué consecuencias tuvo. También exploraremos otros robos por túnel que se han registrado en la historia, para entender por qué este sigue siendo uno de los más recordados.
El contexto: Fortaleza y el Banco Central de Brasil
Fortaleza es la capital del estado de Ceará, una ciudad portuaria con gran movimiento comercial. En 2005, la sede regional del Banco Central custodiaba grandes cantidades de efectivo, parte de las reservas monetarias destinadas a la destrucción de billetes viejos. Estos billetes, aunque fuera de circulación, todavía tenían valor hasta su incineración, lo que los convertía en un objetivo atractivo para delincuentes bien informados.
El Banco Central es una entidad que no atiende al público como una sucursal común, pero su bóveda contenía millones de reales en efectivo, distribuidos en paquetes organizados para su procesamiento. Las medidas de seguridad incluían muros reforzados, vigilancia armada, cámaras y controles de acceso, pero nadie esperaba un ataque subterráneo.
La idea y el plan maestro
Según la investigación, el plan comenzó meses antes, cuando un grupo de delincuentes, posteriormente conocido como la “banda del túnel”, alquiló una propiedad a dos cuadras del banco. La fachada era la de una empresa de jardinería y césped sintético, lo que justificaba la entrada y salida constante de tierra y materiales.
Desde ese punto, los asaltantes comenzaron a excavar un túnel que se extendía unos 78 metros, atravesando calles y zonas subterráneas hasta llegar directamente bajo la bóveda. El túnel tenía iluminación, ventilación y revestimiento, y estaba inclinado de forma precisa para permitir el transporte de tierra y herramientas sin derrumbes.
Se estima que los trabajos duraron alrededor de tres meses y participaron al menos 25 personas, entre excavadores, ingenieros improvisados y logística. Los delincuentes usaron técnicas de minería y construcción para reforzar paredes, instalar cables eléctricos y evitar que el túnel se inundara o colapsara.
La ejecución del robo
El fin de semana del 6 y 7 de agosto de 2005, aprovechando que el banco estaría cerrado, el grupo completó la conexión con la bóveda desde el túnel. Entraron sin activar alarmas, ya que perforaron el suelo directamente y evitaron cualquier acceso que disparara sensores. Una vez dentro, utilizaron herramientas para abrir los paquetes de dinero y cargar los fajos en bolsas de plástico.
Se llevaron aproximadamente 164,7 millones de reales (unos 70 millones de dólares de la época), en billetes de 50 reales. Lo impresionante fue que todo ocurrió sin que la policía o los guardias lo detectaran, y sin un solo disparo. El peso total del dinero superaba las 3 toneladas.
El descubrimiento del robo
El lunes siguiente, los empleados del banco se encontraron con un agujero en el suelo de la bóveda y pilas de billetes faltantes. La magnitud del robo dejó atónitos a los medios y a la población. Inmediatamente se inició una de las operaciones policiales más grandes en la historia de Brasil para encontrar a los responsables y recuperar el dinero.
La investigación y las detenciones
A lo largo de los meses siguientes, la policía arrestó a varios sospechosos vinculados a la banda del túnel. Sin embargo, gran parte del dinero nunca fue recuperado. Las investigaciones revelaron que parte de los implicados fueron asesinados posteriormente en ajustes de cuentas relacionados con el botín. Se estima que menos del 10% del dinero fue hallado.
Impacto y repercusión
El robo de Fortaleza no solo fue uno de los más grandes de Brasil, sino también uno de los más ingeniosos. Destapó deficiencias en la seguridad bancaria contra ataques no convencionales y obligó a revisar protocolos, no solo en Brasil sino en otros países. La historia fue adaptada en documentales y producciones televisivas, y sigue siendo objeto de estudio en criminología.
Otros robos famosos con túneles
Aunque el caso de Fortaleza es el más conocido, no es el único. En 2010, en Buenos Aires, un grupo asaltó una sucursal bancaria cavando un túnel desde un local abandonado. En Londres, 1971, se llevó a cabo el “Baker Street Robbery”, donde los ladrones accedieron a una caja de seguridad a través de un túnel. En todos estos casos, la combinación de paciencia y discreción fue clave para el éxito inicial de los robos.
Conclusión
La historia del asalto al Banco Central de Fortaleza mediante un túnel de 78 metros no es solo un episodio policial extraordinario, sino un caso de estudio sobre cómo la determinación, la planificación meticulosa y el uso no convencional de habilidades técnicas pueden sortear sistemas de seguridad aparentemente sólidos. Este robo puso de manifiesto que, en materia de protección de activos, no existen medidas infalibles. Cada barrera, por robusta que parezca, puede ser vulnerada si no se contemplan todos los ángulos posibles, incluidos aquellos que parecen improbables, como una intrusión subterránea.
El hecho de que el túnel tuviera iluminación, ventilación y refuerzos demuestra que los responsables no improvisaron; aplicaron conocimientos de construcción, ingeniería básica y logística para ejecutar un plan que tomó meses. La magnitud del botín, estimado en más de 160 millones de reales, y el hecho de que gran parte nunca fuera recuperada, alimentó la fascinación mediática y el imaginario popular. El robo no solo fue noticia en Brasil, sino que apareció en titulares internacionales y se convirtió en un referente cuando se habla de “robos perfectos” o de alto ingenio.
Desde un punto de vista social y jurídico, el caso impulsó a las autoridades a replantear la seguridad de instalaciones críticas. Se reforzaron protocolos, se mejoraron sensores de movimiento y vibración en áreas subterráneas y se puso mayor atención en actividades sospechosas cercanas a entidades financieras. Para la criminología, dejó lecciones sobre el valor de la discreción en operaciones ilícitas: a pesar de la magnitud de la obra, el grupo logró pasar desapercibido hasta consumar el robo.
En definitiva, este asalto es recordado no solo por la cantidad robada, sino por la forma en que fue ejecutado. Sirve como recordatorio de que la seguridad debe ser integral, anticipando no solo ataques comunes, sino también aquellos que parecen improbables. Y aunque el delito terminó con varios arrestos, la parte del botín que sigue sin aparecer mantiene viva la leyenda del túnel de Fortaleza.
Preguntas frecuentes
¿En qué año ocurrió el robo del túnel de 78 metros?
Ocurrió en agosto de 2005, en la sede regional del Banco Central en Fortaleza, Brasil.
¿Cuánto dinero se robaron?
Se sustrajeron aproximadamente 164,7 millones de reales, equivalentes a unos 70 millones de dólares de la época.
¿Recuperaron el dinero?
Menos del 10% fue recuperado. Gran parte del botín nunca apareció.
¿Cuántas personas participaron?
Se estima que participaron al menos 25 personas, incluyendo excavadores, logística y coordinadores.
¿Fue un robo violento?
No. El asalto se realizó sin armas ni enfrentamientos, completamente mediante un túnel excavado durante meses.