En economía, las decisiones no solo se toman con base en los datos del presente, sino también en lo que los agentes esperan que ocurra en el futuro. ¿Subirá la inflación? ¿El gobierno aumentará los impuestos? ¿Bajará la tasa de interés? Todas estas preguntas influyen en cómo consumidores, empresas e inversores se comportan hoy. De ahí que las expectativas se hayan convertido en una pieza central de la teoría económica moderna.
Durante mucho tiempo, las expectativas en modelos económicos eran tratadas de forma estática o adaptativa, suponiendo que los agentes simplemente extrapolaban el pasado. Sin embargo, esta visión cambió radicalmente en la segunda mitad del siglo XX gracias a los trabajos de John Muth y Robert Lucas, quienes introdujeron el concepto de expectativas racionales. Esta teoría transformó la macroeconomía y el análisis de la política económica, especialmente en lo que respecta a la inflación, el desempleo y los efectos de las políticas monetarias y fiscales.
En esta guía exploramos qué son las expectativas racionales, cuál fue el aporte de Muth y Lucas, por qué esta teoría fue tan revolucionaria y cómo sigue influyendo hoy en la formulación de modelos económicos y decisiones gubernamentales.
Expectativas en economía: de lo adaptativo a lo racional
Antes de la irrupción de la teoría de expectativas racionales, los modelos macroeconómicos solían asumir que los agentes formaban sus expectativas sobre variables futuras (como la inflación o el crecimiento) con base en lo que había ocurrido en el pasado reciente. A este enfoque se le llamó expectativas adaptativas.
Por ejemplo, si la inflación había sido del 5% el año pasado, se asumía que los agentes esperarían algo similar para el futuro, ajustando lentamente sus pronósticos según los errores del pasado. Esta visión era útil pero limitada, porque no explicaba bien por qué las políticas económicas perdían efectividad con el tiempo o por qué los agentes parecían anticiparse a los cambios del gobierno.
En 1961, John Muth publicó un artículo que cambió el enfoque: propuso que los agentes económicos utilizan toda la información disponible, incluyendo el conocimiento del modelo económico, para formar sus expectativas. Esto dio lugar a la teoría de las expectativas racionales.
¿Qué son las expectativas racionales?
Las expectativas racionales son aquellas que, en promedio, no se equivocan sistemáticamente. Esto significa que los agentes económicos no solo se basan en la historia pasada, sino también en una comprensión (implícita o explícita) del funcionamiento de la economía.
Bajo este enfoque:
- Los errores de pronóstico pueden ocurrir, pero son aleatorios y no sesgados.
- Los agentes aprenden y actualizan sus expectativas con rapidez si cambian las reglas del juego.
- No es posible engañar a la economía sistemáticamente con políticas predecibles.
En otras palabras, si el banco central sigue una regla clara para manejar la inflación, los agentes incorporan ese comportamiento en sus decisiones. Por tanto, si el gobierno intenta estimular la economía aumentando el gasto o imprimiendo dinero, los agentes anticipan sus efectos (como inflación futura) y ajustan su conducta, neutralizando el impacto esperado.
El aporte de John Muth
John Muth fue el primero en introducir formalmente el concepto de expectativas racionales en 1961. Su propuesta se centraba en modelos de microeconomía, particularmente en el comportamiento de empresas que ajustan su producción y precios ante la incertidumbre.
Muth argumentó que era razonable suponer que las expectativas de los agentes económicos son, en promedio, consistentes con las predicciones del modelo económico mismo. En sus palabras: “las expectativas de los agentes económicos son esencialmente las predicciones del modelo económico correcto”.
Este enfoque era más riguroso que el adaptativo y ofrecía una base lógica para incluir las expectativas en los modelos económicos. Sin embargo, su impacto inicial fue limitado hasta que Robert Lucas lo adoptó y lo llevó a la macroeconomía.
Robert Lucas y la revolución de la macroeconomía
En la década de 1970, Robert Lucas, uno de los economistas más influyentes del siglo XX, incorporó las expectativas racionales en modelos macroeconómicos. Su teoría cambió la forma en que los economistas entendían las políticas públicas.
Lucas argumentó que si los agentes anticipan correctamente las acciones del gobierno, las políticas económicas pierden efectividad. Esta idea se conoce como la crítica de Lucas: cualquier modelo que no tenga en cuenta cómo cambian las expectativas cuando cambian las reglas del juego, llevará a conclusiones erróneas sobre el efecto de las políticas económicas.
Por ejemplo, en el modelo keynesiano tradicional, un aumento del gasto público puede reducir el desempleo. Pero si los agentes saben que ese estímulo generará inflación más adelante, ajustan sus decisiones desde ahora: los trabajadores piden salarios más altos, las empresas suben precios, y el efecto sobre el empleo desaparece.
La conclusión de Lucas fue radical: las políticas económicas solo funcionan si son inesperadas. Una política anticipada se filtra en las expectativas y se neutraliza. Esto implicó un cambio total en la forma de pensar sobre el diseño y la efectividad de las políticas públicas.
Implicaciones en la política económica
Las expectativas racionales tuvieron una serie de consecuencias importantes en el diseño y evaluación de políticas económicas:
- Limitaciones al uso de políticas fiscales y monetarias discrecionales: Si los agentes anticipan estas medidas, sus efectos se anulan.
- Énfasis en reglas y credibilidad: Las autoridades deben comprometerse con reglas claras y creíbles (como metas de inflación o disciplina fiscal) para generar expectativas estables.
- Transparencia y comunicación: Los bancos centrales comenzaron a comunicar más abiertamente sus objetivos para influir en las expectativas.
- Foco en la inflación anticipada: Si las personas creen que habrá inflación, se comportan como si ya existiera, lo que puede causar inflación real.
Este enfoque se convirtió en la base del llamado nuevo consenso macroeconómico y fue parte fundamental de la revolución monetarista impulsada por economistas como Milton Friedman. También inspiró los modelos de equilibrio general dinámico estocástico (DSGE) que usan hoy los bancos centrales.
Ejemplos prácticos de expectativas racionales
- Tipo de cambio: Si los inversores anticipan que una moneda se devaluará, venderán antes de que eso ocurra, provocando la devaluación.
- Mercados financieros: Los precios de las acciones o bonos reflejan expectativas racionales sobre ganancias, tasas de interés e inflación futura.
- Política monetaria: Si un banco central anuncia que mantendrá tasas bajas, los agentes ajustan sus decisiones de inversión, consumo y ahorro en función de esa expectativa.
Críticas a la teoría de expectativas racionales
A pesar de su impacto, la teoría también ha recibido críticas:
- Racionalidad perfecta: Se cuestiona si los agentes realmente entienden el modelo económico correcto o si tienen capacidad para procesar toda la información disponible.
- Modelos demasiado idealizados: Los supuestos de racionalidad y cálculo óptimo a veces se alejan de cómo las personas actúan realmente.
- Ignora sesgos conductuales: La economía del comportamiento ha mostrado que los agentes no siempre son racionales ni coherentes.
- No explica crisis inesperadas: Si todos fueran racionales, ¿por qué ocurren burbujas, colapsos o pánicos financieros?
Estas limitaciones dieron lugar a otras teorías como las expectativas adaptativas revisadas, el aprendizaje bayesiano y los modelos de racionalidad limitada. Aun así, la idea de que las expectativas influyen en los resultados económicos permanece como un principio central en cualquier enfoque serio.
Conclusión
La teoría de las expectativas racionales, desarrollada por John Muth y llevada a la macroeconomía por Robert Lucas, supuso una transformación profunda en el pensamiento económico. Al reconocer que los agentes anticipan el futuro usando toda la información disponible, se alteró la manera de entender las políticas públicas, el comportamiento del mercado y la dinámica de variables como la inflación o el desempleo.
Más allá de sus críticas, esta teoría sigue siendo un pilar en muchos modelos económicos actuales. Nos recuerda que en una economía moderna, la percepción del futuro puede moldear el presente, y que cualquier política económica debe considerar cómo serán interpretadas sus intenciones. Entender las expectativas no es solo un desafío técnico: es una puerta hacia una economía más predecible, coherente y transparente.
Preguntas frecuentes
¿Qué son las expectativas racionales en economía?
Son expectativas formadas usando toda la información disponible y el conocimiento del funcionamiento de la economía. En promedio, no se equivocan sistemáticamente.
¿Por qué fueron importantes Muth y Lucas?
Porque transformaron la manera en que se incluyen las expectativas en los modelos económicos. Lucas, especialmente, mostró que la política económica pierde efectividad si los agentes la anticipan.
¿Qué es la crítica de Lucas?
Es la idea de que los modelos económicos que no incorporan el cambio de comportamiento ante nuevas políticas generan resultados engañosos.
¿Sigue vigente esta teoría?
Sí. Aunque ha sido complementada por otros enfoques, las expectativas racionales siguen siendo parte central de los modelos utilizados por bancos centrales y economistas.