La Historia de la Burbuja del NFT: ¿Cuánto Perdieron los Inversionistas al Final?

Entre 2020 y 2022, los NFTs (tokens no fungibles) pasaron de ser una curiosidad tecnológica dentro del ecosistema cripto a convertirse en una fiebre especulativa global. Desde arte digital y coleccionables hasta memes, videos y tierras virtuales, cualquier cosa podía ser tokenizada y vendida. Millones de personas compraron NFTs con la esperanza de obtener grandes ganancias, y muchos artistas, celebridades y marcas se sumaron al fenómeno. Pero como toda burbuja financiera, el auge fue seguido por un colapso igual de estruendoso.

Hoy, gran parte de esos activos digitales han perdido la mayor parte de su valor. Proyectos multimillonarios quedaron abandonados, marketplaces cerraron y los inversores se quedaron con tokens sin demanda. Lo que prometía ser la nueva era de la propiedad digital terminó exponiendo los peligros del hype, la especulación desinformada y la falta de fundamentos económicos.

En esta guía analizamos cómo se formó la burbuja del NFT, qué la impulsó, cómo estalló y cuánto dinero se perdió. También veremos las lecciones que deja para el futuro de los activos digitales y para inversores interesados en tecnologías emergentes.

¿Qué es un NFT y por qué atrajo tanto interés?

Un NFT, o token no fungible, es un activo digital único que vive en una blockchain, usualmente Ethereum. A diferencia de las criptomonedas tradicionales como Bitcoin o ETH, que son intercambiables entre sí, cada NFT representa un objeto único e indivisible: una obra de arte digital, un coleccionable, una entrada a un evento, un objeto en un videojuego, etc.

Los NFT se volvieron atractivos porque ofrecían una forma de certificar la propiedad de activos digitales escasos. Por primera vez, era posible "poseer" una imagen, un gif o un video, y transferirlo a otro con garantía criptográfica de autenticidad y procedencia.

Esto capturó la imaginación de artistas digitales, desarrolladores de videojuegos, coleccionistas y especuladores. Y en poco tiempo, los NFT pasaron de ser una innovación tecnológica a un activo financiero altamente deseado. Las subastas de arte NFT en casas como Christie’s alcanzaron decenas de millones de dólares. La cultura del “flip” (comprar barato y vender caro) atrajo a millones de nuevos inversores.

El auge: cifras récord, celebridades y promesas

Entre 2020 y finales de 2021, los NFTs vivieron su apogeo. Algunos hitos destacados:

  • La obra “Everydays” de Beeple se vendió por 69 millones de dólares en Christie’s.
  • Yuga Labs lanzó Bored Ape Yacht Club, con NFTs que llegaron a valer cientos de miles de dólares.
  • Celebridades como Eminem, Paris Hilton, Neymar, Snoop Dogg y Jimmy Fallon compraron y promovieron NFTs.
  • Empresas como Nike, Adidas y Coca-Cola lanzaron sus propias colecciones NFT.
  • La plataforma OpenSea alcanzó un volumen mensual superior a los 5.000 millones de dólares en enero de 2022.

Todo apuntaba a una nueva economía digital basada en propiedad tokenizada. Muchos aseguraban que los NFTs serían como los dominios web de los años 90: una inversión segura a largo plazo. Pero lo que estaba ocurriendo en paralelo era un crecimiento descontrolado del número de colecciones, la especulación sin fundamentos y la entrada masiva de capitales sin experiencia en tecnología blockchain ni valoración de activos.

¿Cómo se formó la burbuja?

Como en toda burbuja, los ingredientes fueron clásicos: euforia colectiva, entrada masiva de capital especulativo, alta liquidez, ausencia de regulación y una narrativa optimista sin cuestionamiento.

Los precios comenzaron a subir no por la calidad o utilidad de los NFTs, sino por la expectativa de que otra persona pagaría más en el futuro. Era una lógica puramente especulativa. Muchos compradores no sabían qué compraban realmente. En la práctica, estaban adquiriendo un identificador digital en una blockchain que apuntaba a un archivo alojado en un servidor externo.

El fenómeno de los “mintings” (creación inicial de colecciones) se volvió una lotería. Miles de personas compraban NFTs recién lanzados con la esperanza de revenderlos en el mercado secundario por 10x o 100x. Las redes sociales, especialmente Twitter y Discord, alimentaban el FOMO (miedo a quedarse fuera). Los proyectos se promovían con promesas vagas como “utility futura”, “comunidad exclusiva” o “acceso al metaverso”.

Pero la mayoría de esos proyectos no tenían sustancia. Eran colecciones copiadas, arte generado por IA sin derechos, o simplemente esquemas piramidales donde los primeros ganaban con el dinero de los últimos.

El estallido: desplome, abandono y pérdidas masivas

La burbuja comenzó a desinflarse en 2022. El contexto macroeconómico, con suba de tasas de interés y caída de los activos de riesgo, afectó al mercado cripto en general. Y con él, los NFTs.

OpenSea pasó de mover 5.000 millones de dólares mensuales a menos de 200 millones en 2023. Proyectos como Bored Ape Yacht Club, que llegaron a tener precios base de más de 400.000 dólares, hoy cotizan por debajo de los 40.000. Miles de colecciones quedaron abandonadas. Otras fueron eliminadas por falta de soporte, desaparición de servidores o estafas de sus creadores (“rug pulls”).

Un informe de DappRadar en 2023 indicó que más del 90% de los NFTs creados durante el boom habían perdido prácticamente todo su valor de mercado. La mayoría se transaban por menos de 10 dólares, y muchos ni siquiera tenían compradores. Los inversores que habían entrado por moda o por recomendación de influencers terminaron atrapados con activos sin liquidez.

En términos agregados, se estima que el mercado de NFTs perdió más de 40.000 millones de dólares en capitalización entre 2022 y 2023.

¿Cuánto se perdió realmente?

Las cifras varían según el enfoque. Algunas fuentes estiman las pérdidas desde el punto máximo de precios hasta el mínimo, mientras que otras lo hacen sobre el total invertido. Pero los siguientes datos ilustran la magnitud:

  • El NFT promedio vendido en 2021 por 1.000 USD hoy vale menos de 50 USD.
  • Más del 80% de los coleccionistas minoristas no lograron recuperar su inversión inicial.
  • El 95% de los proyectos lanzados durante 2021 y 2022 están inactivos o sin comunidad.
  • Las grandes plataformas como OpenSea y LooksRare perdieron más del 90% de su volumen.

Además, muchas de las “utilities” prometidas nunca se concretaron. Los tokens de acceso no sirvieron para ingresar a metaversos funcionales, ni los clubes exclusivos ofrecieron beneficios sostenidos. Algunos proyectos simplemente desaparecieron con el dinero recaudado.

Lecciones del caso NFT para inversores

La historia del boom y colapso de los NFTs deja aprendizajes clave, especialmente para quienes participan en mercados emergentes:

  • El valor percibido no es valor intrínseco: solo porque algo se vende caro, no significa que lo valga.
  • La escasez digital puede ser artificial: tokenizar algo no lo hace automáticamente valioso si no hay demanda real.
  • El hype no sustituye a los fundamentos: sin utilidad, respaldo técnico ni modelo sostenible, cualquier activo está destinado a caer.
  • El due diligence también aplica en cripto: revisar al equipo, la tecnología, los términos y el modelo económico sigue siendo esencial.
  • Los ciclos del mercado son inevitables: toda innovación pasa por fases de euforia, corrección y consolidación.

¿Tienen futuro los NFTs?

Si bien la burbuja especulativa estalló, los NFTs como tecnología no están muertos. Existen casos de uso legítimos que siguen desarrollándose:

  • Certificados académicos y títulos tokenizados.
  • Tickets verificables para eventos.
  • Derechos de autor automatizados en música y video.
  • Propiedad de objetos en videojuegos interoperables.

La tecnología de tokens no fungibles tiene potencial, pero el mercado necesita madurar, limpiar los excesos especulativos y centrarse en la utilidad real. El futuro de los NFTs no será en JPEGs de monos, sino en infraestructura silenciosa que garantice trazabilidad, identidad y certificación en el mundo digital.

Conclusión

La burbuja del NFT fue un capítulo intenso en la historia de los activos digitales. Como muchas innovaciones, comenzó con entusiasmo, se desvió hacia la especulación y terminó en decepción. Sin embargo, como ha ocurrido con internet, las criptomonedas o el comercio electrónico, los conceptos fundamentales pueden sobrevivir al colapso de sus primeras versiones.

El problema no fueron los NFTs en sí, sino la forma en que se vendieron, se promocionaron y se explotaron comercialmente sin filtros. Los inversores, tanto institucionales como minoristas, aprendieron una vez más que ningún activo es inmune a la burbuja si se combina euforia, falta de regulación y codicia.

Para el futuro, los NFTs deberán demostrar utilidad tangible, interoperabilidad y sostenibilidad. Y los inversores, por su parte, deberán recordar que todo lo que brilla en la blockchain no es oro. Al final, como siempre, el tiempo separa las modas de las revoluciones reales.

 

 

 

Preguntas Frecuentes

¿Por qué estalló la burbuja de los NFTs?

Por una combinación de especulación descontrolada, promesas vacías, proyectos sin utilidad real y la caída general del mercado cripto en 2022.

¿Cuánto dinero se perdió en el colapso?

Se estima que la capitalización del mercado NFT perdió más de 40.000 millones de dólares entre 2022 y 2023. La mayoría de los inversores minoristas no recuperó su inversión.

¿Hay NFTs que todavía valen algo?

Sí, algunas colecciones consolidadas como CryptoPunks o Bored Apes aún tienen valor, aunque muy por debajo de sus máximos. Pero la mayoría de los NFTs lanzados durante el boom ahora carecen de liquidez.

¿Tienen futuro los NFTs después del colapso?

Sí, como tecnología. Se están explorando usos reales en educación, identidad, derechos de autor y videojuegos. El desafío es dejar atrás el modelo puramente especulativo.

¿Qué deben tener en cuenta los inversores antes de comprar NFTs?

Validar utilidad, revisar el equipo detrás del proyecto, analizar la comunidad, entender la tecnología y nunca invertir más de lo que se está dispuesto a perder.

Author Tomás Aguirre

Tomás Aguirre

Tomás Aguirre es un escritor financiero chileno, dedicado a la divulgación económica a través de artículos educativos sobre trading, inversiones y finanzas personales. Con un enfoque claro y didáctico, busca acercar el mundo de los mercados a lectores de habla hispana, brindándoles las herramientas necesarias para mejorar su conocimiento financiero y tomar decisiones más conscientes.