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Los derivados crediticios son instrumentos financieros que se utilizan para gestionar el riesgo crediticio, permitiendo a los inversores transferir o mitigar el riesgo de incumplimiento relacionado con el crédito. Estos instrumentos han ganado importancia en los mercados financieros debido a su capacidad para proporcionar cobertura contra pérdidas potenciales causadas por el incumplimiento de los deudores. En este artículo, exploraremos en detalle qué son los derivados crediticios, cómo funcionan, los diferentes tipos disponibles y sus implicaciones en el mundo financiero.
Los derivados crediticios son contratos financieros cuyo valor está vinculado al rendimiento de un activo subyacente, que generalmente es una obligación de deuda. Estos derivados se utilizan para transferir o gestionar el riesgo de crédito asociado con préstamos, bonos, hipotecas u otros instrumentos de deuda. Al permitir a los inversores especular sobre el crédito o protegerse contra el incumplimiento, los derivados crediticios desempeñan un papel crucial en la gestión del riesgo en los mercados financieros.
Los derivados crediticios pueden adoptar varias formas, pero los dos tipos más comunes son los credit default swaps (CDS) y los collateralized debt obligations (CDO). A continuación, se describen brevemente estos dos tipos de derivados:
Los credit default swaps son contratos en los que una parte se compromete a pagar a la otra en caso de que ocurra un evento de crédito, como el incumplimiento del emisor de una deuda. El comprador del CDS paga una prima periódica al vendedor a cambio de esta protección contra el riesgo de crédito. Si el evento de crédito ocurre, el vendedor del CDS compensa al comprador con la cantidad acordada.
Los collateralized debt obligations son estructuras de inversión que se componen de un conjunto de activos de deuda, como bonos corporativos, hipotecas o préstamos bancarios. Estos activos se dividen en diferentes tramos, o tranches, con niveles de riesgo y rendimiento variados. Los inversores pueden comprar tramos de un CDO en función de sus preferencias de riesgo y rendimiento.
Además de los credit default swaps y los collateralized debt obligations, existen otros tipos de derivados crediticios que se utilizan en los mercados financieros. Algunos de estos incluyen:
Los total return swaps son contratos en los que una parte se compromete a pagar al otro una cantidad igual al retorno total de un activo subyacente, que puede ser una obligación de deuda. Estos swaps permiten a los inversores especular sobre el rendimiento de un activo sin tener que poseerlo directamente.
Las opciones de spread de crédito son contratos que otorgan al comprador el derecho, pero no la obligación, de comprar o vender un contrato de swap de diferencia de tasas de interés (IRS) con un diferencial de crédito específico en una fecha futura. Estas opciones se utilizan para especular sobre los cambios en los diferenciales de crédito entre los bonos corporativos y los bonos del Tesoro.
Las notas vinculadas al crédito son instrumentos de deuda estructurados cuyos pagos de cupón y/o principal están vinculados al rendimiento de un activo subyacente, como un índice de crédito o un portafolio de préstamos. Estas notas ofrecen a los inversores exposición al riesgo de crédito sin tener que poseer directamente los activos subyacentes.
Si bien los derivados crediticios pueden ser herramientas útiles para gestionar el riesgo crediticio, también presentan ciertas implicaciones y consideraciones que los inversores deben tener en cuenta:
Los derivados crediticios están sujetos al riesgo de contraparte, que surge del riesgo de que la parte opuesta al contrato no cumpla con sus obligaciones financieras. Es importante evaluar la solidez crediticia de la contraparte antes de entrar en un acuerdo de derivados crediticios para mitigar este riesgo.
Algunos derivados crediticios, como los collateralized debt obligations estructurados, pueden ser financieramente complejos y difíciles de entender. Los inversores deben tener un conocimiento sólido de estos instrumentos antes de invertir en ellos para evitar pérdidas financieras.
Los derivados crediticios pueden tener un impacto significativo en la estabilidad financiera si se utilizan en exceso o de manera irresponsable. Los eventos de crédito negativos pueden desencadenar una cadena de pagos y liquidaciones que pueden afectar a múltiples partes del sistema financiero.
En resumen, los derivados crediticios son instrumentos financieros utilizados para gestionar el riesgo de crédito en los mercados financieros. Estos instrumentos, que incluyen credit default swaps, collateralized debt obligations y otros tipos de derivados, permiten a los inversores transferir o mitigar el riesgo de incumplimiento relacionado con la deuda. Si bien los derivados crediticios pueden ser herramientas valiosas para la gestión del riesgo, también presentan ciertas implicaciones y consideraciones que los inversores deben tener en cuenta al utilizarlos en sus estrategias de inversión.
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